Vuelve la rutina,
el café con leche rápido,
las duchas calientes,
los copos de nieve,
enfriándome.
El sol que surcó el verano
ya es una ilusión,
un recuerdo frustrado
de un tiempo mejor.
Los libros son nuevos,
no me conocen,
cuadernos enteros y
bolígrafos viejos.
Y así lentamente
se suceden los días,
ordenadamente.
Tormenta.
En mis entrañas.
Mis ojos alterados.
Saltan chispas al contacto.
Nubes negras.
Gotas en el rostro.
Mi rabia en el costado.
Sobre el cristal recostada.
Relámpago.
Luz interior incandescente.
Esperanza en la mente.
Rencor en el corazón.
Trueno.
Y de repente se calma.
Caígo de rodillas.
Ya no puedo con la vida.
Vuelan las mariposas,
encerradas en mi habitación.
Van revolviendo el aire,
que contamina mi respiración.
Dejé de oír tus latidos,
y empecé a oír tu corazón.
Sentí el contacto caliente,
tumbados en el colchón.
El edredón de mi cama,
puede contar mil historias.
En unas yo soy princesa,
en otras tú un guerrero.
Ven.
Háblame.
Dime a quien le escribes,
todos esos poemas de amor.
Te cuelas en mis sueños,
alejas mis pesadillas,
acaricias mi corazón.
Tú, mi poeta,
yo, tu secreto.
El café de tus ojos me despierta,
la cafeína es mi droga esencial.
Tú escribes de recuerdos,
que no tienen que ver con la realidad.
Tú, mi poeta,
yo, tu secreto.
Mi cabeza yace en tu regazo.
Tu mano pasea por mi pelo.
Mis ojos registran tus rincones.
Tus labios pronuncian mi nombre...
Tú, mi poeta,
yo, tu secreto.
Es una ilusión que se lleva el viento,
una gota de agua que ahoga el mar,
un beso que palpita...
sin llegar a palpitar...
Todas las noches subía,
a contemplar las estrellas,
pensando que nuestro amor,
brillaría como ellas.
Te sigo echando de menos,
más que a ti a las estrellas,
te las llevaste tú todas,
escondidas en la chaqueta.
Ahora contemplo la luna,
la soledad y la ausencia,
contemplo tus ojos negros,
encerrados en un sueño.
No creo que me conozcas,
ni tan si quiera que vivo,
pero eso a mi no me importa,
me sirve con admirarte,
con leerte, con soñarte...
Han emprendido el vuelo del amor,
con su dulce batir de alas,
al ritmo del corazón.
Una se ha posado en la rosa,
para absorber su olor;
otra se posó en el nenúfar,
para contemplar el sol.
Ya llegó la primavera,
ya inundó el corazón.
Nuestras almas ríen juntas,
en el juego del amor.
Triste mariposa azul,
que invadiste mis ideas
con la magia de tu amor,
haciendo que bellas fueran.
Derretirse el hielo frío,
dejando la verde hierba,
donde aprenderá a volar,
la mariposilla nueva.
En las noches tibias,
del tibio verano,
con la luna blanca,
y el prado segado,
las mariposas sellan su amor,
tan deseado.
Dulces palabras susurra el cisne
al verlas pasar,
con su aleteo parecen cantar.
Pero el frío llega y
la flor se marchita,
la luna se esconde y
el cisne emigra.
Las dos mariposas suben al cielo,
una es una estrella y otra un deseo,
juntas ilusionan los corazones humanos,
que llenan de amor,
con su polvillo mágico...
