20.7.18

Cuervo

Ella.

La que caminaba con los pies descalzos por un cielo lleno de cristales de cascos de cerveza y de colillas mal pisadas.

Ella.

Que me cautivó con sus ojos negros y sus pelos enredados en la risa que aún escucho cuando lloro.

Ella.

Con su ropa, desvaída, sus pendientes y pulseras... Sus mil mierdas que se han quedado para que recuerde, que ella ya se ha ido.

Ella.

Con su piel de gitana guapa arropada por la noche. Mil velas la alumbraban, ilusas, que no sabían, que la que brillaba era.

Ella.

Arte.
Arte negro, de secretos.
Pero arte.

Ella.

Que voló un día porque este mundo la atrapaba, y aterrizó en suelo, inundado con mis lágrimas.

10.7.18

Tu miedo, que no el mío

Que te torturen todos mis lunares.

Y se ahogue tu voz,
con lágrimas,
de palabras acalladas.

Y me veas,
en todas las chicas que pasan
y no se te quedan mirando.

Porque el miedo te paró.

Cobarde.

Y se congeló,
hasta tu lengua en mi cuello.

Miedo, a lo de siempre.

Miedo, a las ganas.

El miedo ese
de cuando algo atrapa
y no sabes,
si vas a poder soltarte.

El que te besa rápido,
y me va callando
poco a poco,
poco a poco,
y muy,
lentamente.

Que eres tan libre como yo.

Y nunca hubo cadenas,
más allá de tu cabeza.

Has inventado hasta jaulas
de barrotes de suspiros
y cerrojos de caricias.

Porque tenías miedo,
cobarde,
a sentir, lo que yo,
ya ni siento.

Porque sí,
fui yo la que pidió guerra.

Y llegaste tú,
para rogarme clemencia.

Tú,
que mataste a Lolita,
en el primer ecuentro.