27.12.16

Sobreviviendo

Todas las letras de tu nombre
bombardean mi cabeza.

El corazón,
roto,
ya se ha rendido
y por sus heridas
resbalan los "tequieros" silenciados.

Las manos han caído
cansadas de suplicar clemencia,
y las rodillas arañadas
limpian con sangre
las ilusiones perdidas.

El pelo cae sin gracia
sobre unos hombros
agachados para esconder
el alma hecha girones.

El mar baña los ojos,
el desierto reina en la boca,
algún polo habita las mejillas
con la fría nieve inhóspita.

Y estoy,
disminuyendo,
acallando,
inexistiendo.

Pero siempre,
respirando.


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