19.12.16

Medica(miento)

Me estaba ahogando.
Y viniste a secar todas mis lagunas.

Dijiste que olvidar no era la solución,
que hay que perdonarse a sí mismo.
Mientras, yo te escuchaba en silencio
con la admiración de un niño
frente a un mayor.

Curaste con alcohol y algodón
los rasguños de mis rodillas
y soplando me decías que
era tan fuerte que nadie me volvería
a derribar.
Yo sonreía, sin terminar de creerte.

Enjuagaste mis lágrimas
con recuerdos de las tuyas,
y me consolabas diciendo
que todo iría a mejor.

Y derrepente, te fuiste,
como por arte de magia.

Me quedé sentada esperando
y repitiendo en cada latido:
cualquier día volverá,
él también se ha enamorado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario